Antibióticos en niños con diabetes

Antibióticos en niños con diabetes

Los antibióticos son un grupo de fármacos que destruyen o impiden el crecimiento de las bacterias, en base a esta definición es obvio que su utilización deberá limitarse a aquellas personas que tengan una infección producida por dichos organismos. No obstante, de forma ocasional se podrían utilizar, como profilaxis ante la posibilidad de determinadas enfermedades producidas por bacterias, por ejemplo, para la prevención de infecciones urinarias en niños con alteraciones de las vías urinarias. En los niños con diabetes, las indicaciones para el uso de antibióticos es la misma que en el resto de la población, es decir frente a infecciones producidas por bacterias. Desgraciadamente, no es rara su utilización en enfermedades que no están producidas por dichos organismos. Así, es frecuente que sean utilizados, de forma incorrecta, para tratar infecciones producidas por virus, donde dichos fármacos son totalmente ineficaces y su administración solo contribuye a producir los efectos secundarios de los mismos y a crear resistencias frente a los mismos, de forma que estos fármacos dejan de ser eficaces y por lo tanto pierden su utilidad. Este hecho está creando un problema sanitario de primer orden, si no intervenimos racionalizando el uso de antibióticos, con el tiempo empeorará y podría tener importantes consecuencias para nuestra salud. Por ejemplo, ya existen cepas de bacilos de Koch (bacteria causante de la tuberculosis) que son resistentes a múltiples antibióticos lo que está relacionado con la alta mortalidad asociada a dicha enfermedad. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, solo en el año 2019 fallecieron 1,4 millones de personas como consecuencia de dicha enfermedad, sino disponemos de antibióticos eficaces frente a la misma el problema puede empeorar y provocar una tasa aún mayor de la mortalidad. También la resistencia a los antibióticos observada en el staphyloccocus aureus, una bacteria que causa frecuentes infecciones cutáneas, óseas, vasculares… constituye un problema sanitario de primer orden. Estos dos ejemplos, nos muestran los efectos secundarios de una mala utilización de los antibióticos.

La administración de antibióticos puede añadir algunos problemas al paciente con diabetes, entre ellas hay varias que merecen ser comentadas. En primer lugar, algunos antibióticos, especialmente aquellos que se administran en forma de jarabes o en solución, lo que es muy común en niños de menos de 10 años, donde la ingesta de capsulas o comprimidos puede ser muy difícil, pueden contener, en mayor o menor cantidad, azúcar, lo que podría afectar los niveles de glucemia. Este efecto puede mitigarse tomando el antibiótico junto con la comida, donde el efecto del azúcar ingerido se diluye con el resto de la comida. Esto no siempre es posible, pues algunos antibióticos para que sean realmente eficaces deben tomarse en ayunas. Por lo tanto, conviene que antes de tomar un antibiótico comprobemos si la preparación contiene azúcar, de forma que siempre que sea posible elijamos un preparado que no contenga azúcares o uno con la menor cantidad posible. No obstante, me gustaría comentar que si precisamos un antibiótico el que contenga azúcar no debe ser el factor limitante de su utilización.

Otro efecto secundario de algunos antibióticos puede ser la producción de diarrea, lo que en los casos más severos podría dar lugar a una menor absorción de los hidratos de carbono y favorecer las hipoglucemias. La diarrea secundaria a los antibióticos es un proceso relativamente frecuente, sin embargo, es raro que estas sean graves y que provoquen hipoglucemias. La administración junto a los antibióticos de probióticos puede mitigar en cierto grado estos efectos, sin embargo, son relativamente caros y la ingesta de un yogur puede aportar de forma natural probióticos y mitigar los efectos de la diarrea.

En muchas ocasiones es la misma enfermedad que nos obliga a utilizar antibióticos la que puede provocar una situación de estrés, con la consiguiente elevación de la glucemia. Cualquier niño con una enfermedad bacteriana, más o menos grave, tiene hiperglucemias, por lo que en este caso la administración de antibióticos y la curación de la enfermedad ayudará a restaurar los niveles de glucemia a los valores habituales, que presentaban antes de la infección. Por lo tanto, conviene no confundir las hiperglucemias asociadas a la infección con un efecto secundario a la toma de antibióticos.

En resumen, me gustaría comentar que los antibióticos son útiles y necesarios, para tratar las infecciones bacterianas, ya que nos ayudan a la erradicación de dichos organismos. Sin embargo, con una indicación incorrecta de los mismos, solo obtenemos sus efectos secundarios y se favorece el desarrollo de resistencia, lo que a medio-largo plazo los hace ineficaces. Esto puede tener especial relevancia en personas con diabetes de larga evolución donde la susceptibilidad a infecciones bacterianas de la piel es alta y los antibióticos son imprescindibles para la curación de las mismas. La resistencia de las bacterias a los antibióticos hará que la curación de dichas enfermedades sea más difícil y aumenten las complicaciones secundarias a la infección. Por lo tanto, no podemos permitirnos ninguna situación que favorezca en las bacterias el desarrollo de resistencia a los antibióticos, sus consecuencias pueden ser nefastas para el paciente.

Autor: Bartolomé Bonet
Jefe de Servicio de Pediatría
Hospital Can Misses
(Ibiza)
(Publicado en la Revista Entre Todos. Si quieres recibir o descargar la revista, hazte socio)

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