Si acabas de aterrizar en este post, te puedes pinchar aquí para ver cuál era la pregunta a la que nos enfrentábamos.
Una vez ya todos enterados, os dejamos la respuesta al Caso Abierto «¿Qué pasa si me voy de cañas?»
Lo más probable es que esté pasando lo que ocurre en la respuesta número 3. Si al pedir una clara no especificamos que sea con una gaseosa con edulcorante (o sin azúcar), es muy probable que nos pongan limón (con azúcar) o algún refresco azucarado tipo Seven-Up®, Sprite®, o similares, por lo que nuestra glucemia aumentará irremediablemente con independencia del pincho acompañante.
De hecho, en algunas provincias la clara por definición es con limón, si queremos gaseosa debemos pedir una “blanca”. Por otro lado, es un error común pedir una clara con limón para aquellas personas que quieren bajar de peso, puesto que el aporte energético de una cerveza con un refresco azucarado es mayor que con una caña normal y corriente.
En cualquier caso, otro punto a tener en cuenta es la respuesta número 2. No es lo mismo picar un poco de chorizo que acompañar nuestro momento de gloria gastronómica con unas patatas alioli. Otras opciones son las respuestas 4 y 5. El vino, consumido con moderación, ha demostrado propiedades cardiosaludables, por lo que es desde luego una buena elección. El cambio de cafetería, sobre todo si queda unos 500 metros más lejos, sería una gran decisión y haríamos, además, un beneficioso extra de ejercicio físico 😉
Fuente: Revista Entre Todos nº88.
Autor: Dr. Roi Piñeiro
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