Nos encontramos en plena ola de calor, y las previsiones para este verano están llenas de subidas de temperatura, por ello, y debemos cuestionarnos cómo puede afectar el calor a la diabetes y a nuestro cuerpo.
El calor influye en nuestros valores de glucemia y es un factor más a tener en cuenta. En estos días observamos mucha variabilidad glucémica, con momentos de hiperglucemia o con momentos de hipoglucemia.
Debemos de cuidar mucho la hidratación y prevenir la deshidratación tomando suficiente agua.
Cuando el cuerpo está deshidratado la concentración de glucosa en el organismo aumenta debido a una disminución del flujo sanguíneo a través del riñón. Esto hace más difícil la tarea de eliminar la glucosa a través de la orina.
Por otro lado, el calor provoca vasodilatación lo que produce un aumento de la velocidad de absorción de la insulina pudiendo conducir a una hipoglucemia.
La mejor manera de mantenerse hidratado es bebiendo agua.
Se deben evitar aquellas bebidas que contengan cafeína o una cantidad elevada de sodio pues pueden más bien deshidratar.
Recuerda que los síntomas por un golpe de calor y los de una hipoglucemia pueden ser similares. Realiza un control de glucemia para comprobar que no se trata de una bajada de azúcar.
Por último, la insulina cuando se expone a temperaturas elevadas se puede dañar. Consérvala siempre en un lugar fresco y seco al igual que las tiras reactivas y el glucómetro.
Fuente: Adaptación de la publicación “Heat” de Beyond Type 1.
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