Existen numerosos tipos de ejercicios, libros, páginas web, experiencias, etc. a las que recurrir, como el conocido juego Brain Training y sus derivados. Tenemos que conocer que requieren voluntad y continuidad, siendo cierto que en numerosas ocasiones y con la práctica y constancia, casi ni nos demos cuenta de que la estamos ejercitando. Es como el que se acostumbra a subir por las escaleras todos los días 4 o 5 pisos: las primeras veces se arrepiente, se queda sin respiración sin haber llegado a la mitad, pero cuando se sigue haciendo, inconscientemente llega un momento que casi de forma automática se olvida uno de que hay ascensor y de que ya no cuesta subirlas incluso hablando.
Deberíamos estimular todas las capacidades cognitivas de forma general y específica (atención, concentración, lenguaje, funciones ejecutivas, memoria, percepción, cálculo, lectoescritura…) valorando cuál es la función que más queremos desarrollar, el nivel de dificultad de la tarea, la manera de realizarla, el tiempo que requiere dedicar y la periodicidad o frecuencia con que se va a ejecutar. Todas las funciones se relacionan entre sí con lo que al trabajar una de ellas, las demás también se ponen en marcha, a otro ritmo, pero activas. Es bueno aplicar estrategias que faciliten el recuerdo en nuestra vida cotidiana.
Así se puede conseguir preservar las funciones mentales el mayor tiempo posible o enlentecer el curso del deterioro mental si ya está incipiente, favoreciendo la relación con el entorno y los estímulos.
Vamos a ver ejemplos de ejercicios para estimular determinadas funciones:
- Memoria inmediata: ver números o letras 1-2 segundos, oír, oler, tocar, probar algo y anotarlo en cuanto desaparece.
- Cálculo: realizar operaciones sin utilizar calculadora ni lápiz.
- Jugar al Simón: juego en el que se iluminan unos botones de 4 colores distintos con sonidos diferentes en un determinado orden y hay que reproducirlos pulsando el botón que se ha iluminado y en el mismo orden. Se inicia con un sonido y luz de un color que hay que pulsar; si se acierta, suenan dos, luego tres y así sucesivamente.
- Recordar palabras o números.
- Ver una imagen durante un tiempo limitado y cuando termina intentar recordar todos los objetos que había, o ciertos detalles concretos, como el color de algo, si había un elemento o no. etc.
- Memoria selectiva: tras observar una imagen, intentar recordar cuántos objetos había de un determinado color, o forma, o tamaño.
- Agrupar o hacer categorías de palabras, colores, números.
- Buscar la palabra que falta en una frase, el número que sigue en una sucesión, el sonido de qué instrumentos ha sonado.
- Asociar o emparejar palabras, números, imágenes o sonidos. Ayuda por ejemplo para aprender un número de teléfono hacer parejas o tríos que nos evoquen algo: edad, dos últimas cifras de determinado año, el día del mes que nació alguien …
- Relacionar palabras o sonidos con lugares, con momentos.
- Establecer nuestras propias reglas nemotécnicas, que nos hagan asociar palabras o frases, con rimas, siglas, etc. para que nos sea más fácil recordarlas.
- Buscar las diferencias entre dos imágenes aparentemente iguales.
- Encontrar las parejas: poniendo cartas de parejas mezcladas y separadas boca abajo, ir levantando de dos en dos. Si las dos levantadas son iguales, se llevan, y si no, se vuelven a dejar boca abajo y sigue el compañero.
- Leer un texto, ver una película, oír un diálogo y luego responder a determinadas preguntas sobre lo entendido.
Existen numerosos recursos disponibles, escritos, por internet, gratis, de pago, profesionales, libres, etc. Ejemplo de un recurso gratuito de una institución pública interactivo y de acceso libre por internet: http://madridsalud.es/interactivos-entrenamiento-de-memoria/
Otras actividades y juegos, aparentemente triviales, consiguen gran beneficio sin apenas darse cuenta y esforzarse. Además, muchos de ellos están integrados en la actividad cotidiana y los solemos utilizar en reuniones personales: amigos, familia, etc. con la ventaja de que estimulan generalmente varias funciones, de forma inconsciente.
Ejemplos de ellos son:
- Juegos de mesa: cartas como chinchón, tute, el relojito, la escoba, dominó, parchís, oca, ajedrez, damas, juegos de preguntas y respuestas, de palabras tabú, mímica, adivinar la película.
- Pasatiempos: sudoku, sopas de letras, crucigramas, jeroglíficos, laberinto, encontrar las diferencias, encontrar a Wally.
- Otros: palabras que empiecen por…, palabras encadenadas, completar la historia, acertijos, completar el refrán.
- Leer un texto y a continuación recordar lo máximo posible y hacer un resumen incluso. Cuando pase un tiempo (pocas horas, un día, dos días), sin volverlo a leer intentar recordar nuevamente lo máximo posible.
Otros consejos prácticos
- Dormir el tiempo suficiente y alimentarse bien (esto no quiere decir comer mucho, sino comer variado, equilibrado y repartido a lo largo del día). Es fundamental. Si esto no se realiza, es frecuente tener fallos de memoria.
- Mantener activo el cerebro haciendo ejercicio intelectual variado y cotidiano.
- Poner atención en lo que hacemos, evitando rutinas sin pensar en lo que se está realizando o acciones automáticas.
- Mostrar motivación e interesarnos por las cosas para poder aprender y recordar.
- Tener presente que se puede errar y tener olvidos. El pretender ser perfecto genera ansiedad, que a su vez puede dificultar nuevos aprendizajes y favorecer más errores. Para ello sería bueno conocer y practicar técnicas de relajación.
- Centrar la atención en lo que queremos trabajar, dejar la “multitarea” para otros menesteres, pues dispersa la memoria. Si es posible, ir cerrando temas pendientes para “liberar” nuestra ocupación mental.
- Ser ordenados y ordenar el espacio para concentrarnos mejor.
- Cuidarse, mantener un buen estado físico y hábitos saludables.
- Mantener contacto social, diálogo y relaciones personales.
Dra. Rosa Mª Servián
Médico de Familia
Publicado en la Revista Entre Todos (si quieres recibir o descargar la revista, hazte socio)