Con el fin de las restricciones y la llegada de la época estival aumentan las ganas de viajar y, el hecho de tener diabetes, no debería suponer ningún inconveniente para disfrutar de este placer. No obstante, hay ciertos aspectos que se han de tener en cuenta a la hora de planificar el viaje para reducir al máximo la posibilidad de desagradables imprevistos y, más aún, si viajamos fuera del país.
En primer lugar, si el viaje que se planea realizar al extranjero es de larga duración es recomendable solicitar la Tarjeta Sanitaria Europea. Actualmente pueden realizarse los trámites online y su validez tiene vigencia durante dos años.
Sin embargo, si el viaje es corto, resulta más conveniente llevar la medicación y, en la medida de lo posible, llevar siempre más de la que en principio se va a necesitar.
De cualquier modo, si se viaja en avión es necesario llevar siempre encima un breve informe médico traducido al inglés donde se especifique el tipo de medicación que necesitamos, ya que ésta debe viajar con nosotros en cabina para evitar su deterioro o una posible pérdida del equipaje. Además, es igual de importante llevar carbohidratos de absorción rápida, como pueden ser sobres de azúcar o zumos industriales
Si a pesar de estar bien provistos de medicación surgiera algún imprevisto por el que se necesitase comprar en el país que se visita, es importante fijarse en la concentración, ya que las plumas que se comercializan en España son de 100 unidades por ml, pero no todos los países tienen dicha concentración.
No obstante, conseguir insulina no debería suponer ningún problema, al contrario de lo que ocurre con las tiras, por lo que siempre es mejor pecar de exceso que de defecto.
Evidentemente, el tiempo que dure el viaje requerirá un reajuste de la dosis de insulina si la temperatura o humedad es diferente a nuestro lugar de procedencia y, sobre todo, si se trata de una franja horaria diferente. Es recomendable medir la glucosa con mayor frecuencia de lo habitual para asegurarnos de que los valores se mantienen dentro de los parámetros recomendables. Y, por supuesto, hay que tener en cuenta factores como mantener una correcta hidratación, seguir una alimentación adecuada y tener en cuenta la actividad física que se realiza. Sin olvidarnos de prestar especial atención al etiquetado de los alimentos si éstos son desconocidos.
Una vez volvamos de nuestro viaje, asegurarnos de que las plumas se han conservado correctamente y desecharla ante cualquier duda y por supuesto, volver a reajustar la dosis según nuestro estilo de vida habitual.
A pesar de todas estas recomendaciones, siempre es importante consultar con nuestro médico antes de embarcarnos en un viaje al extranjero y seguir todas sus indicaciones y, más aún, si es la primera vez que se viaja.
Tengo diabetes desde hace 18 años y llevo 15 viajando. Mi experiencia personal es que siguiendo todas las pautas indicadas y prestando una especial atención, no tiene por qué surgir ningún contratiempo, quizás sí pueda costar un poco más mantener los niveles cuando la climatología es muy diferente al país de origen, pero con paciencia se puede conseguir. Además, siempre viajo con mi carta médica y medicación de sobra, la cual nunca me ha supuesto ningún problema a la hora de pasar los controles del avión.
Es tiempo de viajar, de disfrutar, ¡Que la diabetes no nos pare!
Autora: Eva Concepción Herrero