Un rey y sus amigos invitaron un día a uno de sus sirvientes a ir de caza con ellos con la intención de reírse de él, pues le dieron el caballo más lento que tenían. Sabían que así no podría cazar nada.
En cuanto llegaron al bosque todos se fueron corriendo con sus caballos excepto el sirviente que apenas avanzaba con su animal.
Al poco rato, el cielo comenzó a oscurecerse y se desató una gran tormenta. El sirviente, asumiendo que no le iba a dar tiempo a refugiarse en ningún sitio, se quitó la ropa, la plegó y se sentó sobre ella y bajo el caballo.
Cuando paso la tormenta, volvió a ponerse la ropa seca, se subió al caballo y regreso al castillo.
En cuanto los demás lo vieron aparecer se quedaron sorprendidos de que no se hubiera mojado.
-Es que usted me ha dado un caballo tan listo y tan rápido que me ha ayudado a no mojarme -le contestó el criado.
A los pocos días, le volvieron a llamar, pero esta vez le dieron un caballo rápido y fue el rey el que se quedó el que pensaban que era lento, pero, a la vez, parecía ser tan listo.
Volvieron a salir y, de nuevo, volvió a llover, y esta vez la tormenta fue aún más fuerte.
El criado, volvió a hacer lo mismo y así se mantuvo seco. Pero el rey, al tener un caballo tan lento tardó mucho en regresar al castillo y acabó toralmente empapado.
-No lo entiendo -dijo enfadado-, ¿cómo es posible que el mismo caballo actúe de una forma tan distinta en las dos ocasiones?
-Bueno -contestó el criado-, no puede pretender que el caballo lo haga todo, quizás usted no puso nada de su parte.
Autor: Eloy Moreno
“Cuentos para entender al mundo”
Reflexión
¡Qué importante es poner de nuestra parte en las distintas situaciones de nuestra vida…pero especialmente en las situaciones difíciles como las actuales… ¡Todos TENEMOS QUE PONER NUESTRA PARTE!¡AHORA!
Susana Sanjuán
Asesoría Psicológica Asociación Diabetes Madrid