
D. Antonio Alemany, el Doctor Alemany, ocupa en la actualidad la Dirección General de Coordinación de la Asistencia Sanitaria.
Con una amplia trayectoria profesional, inicia su experiencia siendo Médico de Atención primaria en los primeros trece años de ejercicio de la profesión y posteriormente ocupando cargos de responsabilidad en diferentes Áreas Sanitarias del Servicio Madrileño de Salud.
En julio de 2010 es nombrado Director General y Gerente del Área Única de Atención Primaria del Servicio Madrileño de Salud. Y en julio 2015, se incorpora como Subdirector Gerente en el Hospital Clínico San Carlos, hasta su nombramiento actual.
El Dr. Alemany, cercano e implicado con las asociaciones de pacientes, se ha brindado amablemente, después de conocernos un poquito mejor, a realizar esta entrevista. Le agradecemos su tiempo y colaboración.
Pregunta.- ¿Cómo surgió su vocación por la medicina, qué circunstancias personales le condicionaron para querer ser médico?
Respuesta.- Mi familia directa, es decir mis hermanos, mis padres, ninguno fue médico, es más fueron todos de letras. Aunque uno de mis tíos si tuvo varios hijos que hicieron medicina. Siempre he pensado que mi vocación hacia la medicina me llego por la vía de la ayuda a los demás. Por otra parte, mis padres tenían muchos amigos médicos, con los que compartíamos muchos momentos, ellos fueron mi primer contacto desde muy pequeño, con el mundo de la medicina.
P.- El concepto de la humanización en la asistencia sanitaria cada vez está más presente en la profesión. ¿Qué significa para usted este concepto?
R.- Desde siempre la profesión médica, la asistencia sanitaria, se ha identificado con un valor que reside en la relación médico-paciente, relación entre dos seres humanos, uno que busca ayuda, consuelo, cura para su mal y el otro que ofrece “amparo”, conocimientos y habilidades para poder responder las necesidades de su paciente. Lo que ha pasado es que la excesiva fascinación por los avances tecnológicos, la tecnificación de la relación médico-paciente ha desvirtuado esta relación. Se han incorporado a esta relación aspectos que la han dificultado: la presión asistencial y la masificación, que han provocado, por la falta de tiempo, que la relación con la persona enferma sea más impersonal. También la sociedad ha cambiado y los propios pacientes se han fascinado por la tecnología y los avances tecnológicos.
Pero la preocupación por el tema no es nueva, ya en 1984, el INSALUD incorporó la Humanización de la Asistencia como uno de los puntos a incluir en la Reforma Hospitalaria en España.
Para mí, como para muchos compañeros, humanizar la asistencia sanitaria supone situar al paciente en el centro del sistema de salud, pensar y diseñar los servicios de salud preguntando al ciudadano, enfocar los servicios de salud hacia la promoción y prevención, para conseguir una sociedad más sana, más solidaria más humanizada.
Difícilmente humanizaremos la asistencia en el seno de una sociedad cada vez más deshumanizada y creo que entre todos debemos conseguir lo contrario, que la sociedad sea cada vez más humanizada, cada uno desde su ámbito de influencia.
Para nosotros, como gestores sanitarios, debemos esforzarnos en relacionar la humanización de la asistencia con la forma de gestionar los recursos, en cómo planificamos y diseñamos las estructuras sanitarias y los procesos asistenciales, mejorando la competencia profesional como personas que tratarán a personas, y dar respuesta a lo que la sociedad nos pide: que ayudemos a no enfermar con la promoción de la salud y las actividades preventivas. Y cuando alguien enferma, a diagnosticarles con la mayor diligencia posible aliviándoles el dolor y el sufrimiento, fomentando el autocuidado y haciéndoles partícipes de su diagnóstico, tratamiento y rehabilitación. Por último ayudándoles en el momento de la muerte, y todo ello considerando que hay un ser humano que en cualquier momento va a ser el propio profesional sanitario el que ocupe el lugar del paciente.
P.- Continuando con la humanización del sistema sanitario, ¿podría decirnos cómo ha evolucionado esta humanización en los últimos diez años?
R.- Probablemente la corriente de los últimos años acerca de la necesidad de humanizar la asistencia sanitaria, se deba a un efecto rebote a la deshumanización y frialdad de determinadas prácticas, curiosamente en un contexto en el que históricamente se ha asociado la práctica de la medicina con una relación entre el médico y su paciente de mutua confianza y ayuda entre seres humanos. En los últimos años se ha tomado conciencia de esto y desde todos los ámbitos (pacientes, profesionales, industria relacionada con la salud, las organizaciones sanitarias y la sociedad en su conjunto) se han analizado estas prácticas y su origen, y se han diseñado planes tanto en el Ministerio como en la mayoría de la CCAA para resituar al paciente en el centro de la atención sanitaria como protagonista de su salud. Por lo tanto creo que se ha avanzado muchísimo en la última década por la concienciación de todos (pacientes, políticos, gestores, profesionales, etc.) como antes he comentado.
Ya todos los profesionales hemos tomado clara conciencia de que los que atendemos la salud de la población somos parte de la sociedad, que somos personas con una serie de conocimientos y habilidades, aunque conscientes también de que no tenemos la verdad absoluta en cuestiones de la atención de las enfermedades.
P.- ¿En qué consiste su labor como Director General de Coordinación de la Asistencia Sanitaria?
R.- En la DGCAS fundamentalmente tenemos la tarea de dirigir los centros y servicios sanitarios del Servicio Madrileño de Salud (hospitales, centros de salud, SUMMA112 y cualquier otro centro donde se preste asistencia sanitaria); fijamos los objetivos e indicadores asistenciales y elaboramos la previsión del presupuesto, además evaluamos las actividades para el buen uso de los medicamentos. También dirigimos las oficinas regionales (salud mental, oncológica, trasplantes, paliativos) y gestionamos la asistencia a personas con adicciones. Es muy importante la función de coordinar todos los niveles asistenciales que dirigimos.
P.- En sus años de profesional debe haber tenido contacto con personas con diabetes. ¿Cree que ahora están mejor informados que antes? Es decir, ¿son pacientes empoderados?
R.- La Diabetes Mellitus es una enfermedad que presenta desgaste físico y psicológico, es una enfermedad que “imprime carácter” a quien la padece y que he visto evolucionar mucho tanto en su abordaje preventivo como diagnóstico, terapéutico y especialmente en el autocuidado y autocontrol.
Ahora el paciente con diabetes es muy diferente al que acudía a mi consulta del Centro de salud en los años 80 y primeros de los 90, debido a los avances tecnológicos y especialmente en cómo afronta la persona con diabetes su enfermedad y en su implicación para el autocontrol y su tratamiento. También he ido observando una creciente incidencia y prevalencia de la diabetes mellitus producida por los cambios en la sociedad y en los estilos de vida que favorecen el aumento del número de personas sedentarias y con sobrepeso y obesidad, llegando a ser considerada uno de los principales problemas de salud pública y con un gran impacto biopsicosocial de quien padece esta enfermedad.
Por las características de la enfermedad y la necesaria implicación del paciente en el tratamiento y autocontrol, las personas con diabetes han ido formándose y tomando poder sobre su enfermedad exigiendo apoyo a la sociedad y todos sus estamentos, creo que esto se ha conseguido.
P.- Usted es partidario de hacer partícipes a todos los profesionales de la salud en Atención Primaria, (médicos, farmacéuticos, etc). ¿Ve factible en un futuro cercano esa colaboración multidisciplinar que tanto beneficiaría al paciente?
R.- Naturalmente que lo veo factible y necesario, no solo en el caso de la diabetes, sino en todas las enfermedades crónicas.
Como he comentado, la diabetes requiere para su abordaje integral un diagnóstico precoz, actividades de promoción y prevención, instaurar el tratamiento más adecuado a cada paciente, educación para la salud, seguimiento de la adherencia al tratamiento y de la seguridad del mismo, etc.; y para todas y cada una de estas actividades hay un profesional adecuado (médicos, enfermeros, farmacéuticos…) que deben actuar de manera coordinada para cada paciente y con el paciente perfectamente informado para que en última instancia tome responsablemente las decisiones.
P.-En cuanto a las nuevas tecnologías, ¿cree que estas son un punto a favor o en contra del paciente y del médico?
R.- Absolutamente a favor. Respecto a las tecnologías de la comunicación, que ayudan al paciente en el conocimiento de su enfermedad, es necesario formar previamente en la búsqueda de información y su depuración para no caer en estar mal informado en lugar de bien informado.
Por otra parte, se ha avanzado muchísimo en tecnologías de apoyo al diagnóstico y autocontrol y respecto al tratamiento; en los últimos años ha habido varias líneas de investigación sobre la diabetes, desde los tratamientos genéticos hasta el desarrollo de vacunas, y día a día aparecen nuevas líneas de investigación.
Pero es necesario destacar que cualquier incorporación tecnológica debe ir acompañada de sus correspondientes estudios de efectividad, coste-beneficio, pertinencia, seguridad, etc.
P.- Ya para finalizar, consideramos que la educación es fundamental para el tratamiento de una enfermedad y con más motivo si es crónica como la diabetes. ¿Cree que sería útil implantar en los colegios una asignatura concreta que se refiriera a la cultura de la salud para desterrar algunos mitos? Le aseguramos que en nuestra asociación tenemos artículos publicados al respecto y son unos cuantos.
R.- Evidentemente la educación debe ser la palanca de los cambios que debe introducirse en la sociedad, a lo largo de la entrevista se ha mencionado la necesidad de cambiar el modelo de sociedad que tenemos en relación a la salud, tanto a la salud individual como a la salud colectiva. Al final necesitamos una sociedad más sana para que sea más feliz y productiva en beneficio de las personas, pero el concepto de salud y de los sistemas sanitarios, es decir de la sanidad en su conjunto, debe ser cambiado porque todo evoluciona y se transforma de manera vertiginosa: la propia sociedad, las enfermedades, los pacientes, la tecnología…. El estar preparados para estos cambios y enfrentarse a esa sociedad nueva con valores transformados debe hacerse desde la escuela, desde muy pequeños con asignaturas como planteáis.