¿Es normal que mi hijo todavía moje la cama?

¿Es normal que mi hijo todavía moje la cama?

Pues probablemente sí, así que tranquilidad. Ya sé que es más fácil decirlo que vivirlo. Si es el caso de tu hijo, te invito a leer los siguientes párrafos.

La incontinencia urinaria intermitente durante el sueño es lo que los médicos conocemos como enuresis. Para seguir manteniendo la calma, es necesario que sea primaria, monosintomática y nocturna.

Nocturna: no hace falta explicarlo. Le ocurre solo durante las noches, nunca a lo largo del día. Esto ya es buena señal. Si no se le escapa mientras el sol nos ofrece su luz, no parece que exista ninguna malformación, alteración metabólica o problema de salud. Las personas con diabetes ya sabemos que, si no aguantamos más de una o dos horas sin vaciar la vejiga, es que hay un exceso de glucosa que quiere escapar de nuestro cuerpo.

Monosintomática: también es sencillo. Un solo síntoma: mojar la cama durante el sueño, nada más. Si hay incontinencia diurna, molestias o picor al orinar, sensación de vacío incompleto de la vejiga, cambios de color en la orina, entonces hay que hacer más pruebas. Seguramente tampoco será grave, pero no es una enuresis sin más.

Primaria: quiere decir que nuestro hijo nunca ha llegado a dominar del todo su esfínter externo, es decir, no ha conseguido levantarse con la cama seca durante al menos seis meses consecutivos. Si esto sí lo ha logrado y, posteriormente, vuelven los fluidos nocturnos amarillentos, entonces habrá que buscar la causa. En muchas ocasiones, responde a problemas psicológicos.

Si cumple estas tres normas, Gizmo nunca se convertirá en un Gremlin. Os ruego que me disculpéis por estas referencias cinematográficas que no puedo evitar. Quiero decir, reclínate en tu sofá y relájate. Tu hijo está completamente sano. Si no se cumplen, entonces habrá que hacer pruebas, sin volvernos locos, pero puede haber algo alterado en el cuerpo de tu hijo que debemos buscar. Por ejemplo, una diabetes, sobre todo si esa orina es terriblemente pegadiza, incluso más que la peor canción del verano.

Otra cosa más, ¿te pasaba a ti? ¿A tu cónyuge? ¿A otros miembros de tu familia? Bien. A quien los suyos se parece honra merece. ¿Siguen siendo enuréticos? ¿Verdad que no? Un motivo más para mantener la calma. Porque, sin tratamiento, la enuresis tiene una tasa de curación anual del 10%. En la mayoría de los casos, solo es cuestión de tiempo. Esto no quiere decir que no podamos hacer nada, pues a partir de cierta edad puede suponer un importante problema social al que debemos buscar remedio.

¿Qué edad? Pues eso te lo tiene que decir tu hijo. Hay niños de 5 años que dejan de ir a campamentos por la vergüenza de mojar la cama, mientras que hay otros con más de 10 que la empapan con orgullo y hacen su vida normal. El momento de plantear el tratamiento lo marca tu hijo. Si como padres estáis desesperados, puedo comprenderlo, pero ninguna terapia funcionará si no es vuestro retoño quien pone el máximo interés en solucionarlo. Si no le ocasiona ningún problema, poco empeño pondrá. Tiene que querer él.

En el caso de no querer que el paso del tiempo marque la curación espontánea, tenemos tres opciones: la uroterapia, la desmopresina y las alarmas de enuresis. Por supuesto, opciones pseudocientíficas hay miles. Como esto se termina curando solo, es un magnífico campo para los estafadores, con resultados espectaculares gracias solo al avance de los años.

La uroterapia no es más que una serie de consejos para tratar de que el reloj de la sanación vaya más rápido, comenzando por dejar claro que aquí no hay culpables: ni los padres, ni el pediatra ni el niño. Luego hay que promover los calendarios miccionales, indicando con soles y nubes (o lo que quiera el niño) los días secos y los de cama mojada. Según los resultados, refuerzos en positivo para alentar a nuestro hijo, nunca en negativo. No hacen falta objetos materiales. Esa partida de ajedrez o parchís que nunca da tiempo a terminar quizá sea el mejor premio de todos. Hay muchos otros consejos en la uroterapia, pero se me acaba el espacio del artículo. Tu pediatra te los explicará encantado.

La palabrota que he puesto antes, desmopresina, es un análogo de la hormona antidiurética. Ya lo dice el nombre, anti-diuresis. Es decir, le da una orden al riñón para que no fabrique orina durante la noche y, así, evitamos molestos escapes. Funciona muy bien a corto plazo, peor a largo plazo, pero como contamos con la ayuda del tiempo para la curación natural, es una opción bastante aceptada por muchas familias. Como cualquier medicamento, tiene sus indicaciones, contraindicaciones y efectos secundarios que hay que conocer.

Por último, las alarmas de enuresis son una especie de pañal que, cuando se moja, emite sonidos y/o provoca vibraciones. Trata de despertar al niño para conseguir, a largo plazo, una respuesta condicionada. Parecido a lo de los perros de Pávlov, otra interesante investigación que no me da tiempo a contar aquí, pero puedes consultar fácilmente en Internet. Aquí hay que ser pacientes. Al final es frecuente que se despierte toda la familia menos el propio niño. Los resultados tardan en llegar pero, cuando lo hacen, son definitivos.

En resumen, mucha paciencia y tranquilidad, que sea tu hijo quien marque el momento de iniciar alguno de los tratamientos disponibles y, si no se cumplen las tres máximas: primaria, monosintomática y nocturna, consulta, sin urgencia, a tu pediatra. No te agobies. Aunque fuera una diabetes, entre todos tiene solución. Y seguro que, en breve, cura.

Autor: Dr. Roi Piñeiro
Jefe del Servicio de Pediatría del Hospital General de Villalba
(Publicado en la Revista Entre Todo. Si quieres recibir o descargar la revista, hazte socio)

Publicado en Destacados, Diabetes infantil Destacados, Diabetes juvenil Destacados, Educamos, Información adolescentes, Información niños, Jóvenes, Niños, Psicología y etiquetado , .