
Cuando se habla de los pilares para lograr un buen manejo de la diabetes, habitualmente nos encontramos con que se refieren a la alimentación, la medicación y el ejercicio. Sin embargo, aunque no mencionado, está más que demostrado que nuestras emociones y los estados emocionales afectan a dicho manejo.
Cuando nos medimos la glucemia y nos encontramos con resultados que no podemos entender bien, solemos preguntarnos qué hemos comido, si nos hemos movido menos que otros días, si nos hemos puesto bien la insulina, o si nos hemos tomado la medicación. Pero no solemos pensar cómo nos encontramos emocionalmente, si estamos preocupados por algo, si hemos discutido o nos hemos disgustado. No solemos tener en cuenta cómo nos relacionamos con la diabetes, o si nos angustia el estar bien “controlado/a”. Puede ocurrir que el mero hecho de tener que medir la glucemia ya nos ponga nerviosos y nos preocupe de antemano el resultado, entrando sin darnos cuenta en estados de ansiedad.
Pues bien, todas estas situaciones, en alguna medida, influyen en el manejo de la diabetes y en la posible alteración de la glucemia. Nos vamos a referir, en concreto, al estrés y a la ansiedad.
Veamos un ejemplo de una situación estresante: un niño está jugando, se sube a un mueble y se le cae encima. La madre acude y ante la amenaza vital a la que se encuentra sometido su hijo, sea real o imaginada por la madre, saca fuerzas, no se sabe muy bien de dónde, y logra levantar el mueble y sacar a su hijo.
Si en otro momento, sin que la vida de su hijo esté en riesgo, o que ella así se lo imagine, intentará levantar el mismo mueble, vería que no sería capaz de hacerlo. ¿De dónde sacó la fuerza entonces?
El estrés, hace que nuestro cuerpo se prepare para defendernos o para huir ante una amenaza, real o imaginaria, y esto lo hace mediante la activación del sistema simpático. Este, permite la aceleración de las funciones del organismo y lo prepara para la acción ante posibles amenazas. Provoca, la liberación de adrenalina y noradrenalina y aumenta la liberación de glucosa en sangre a partir del hígado. Como las personas con diabetes no producimos insulina, no podemos utilizar esa glucosa que queda circulando en el torrente sanguíneo dando lugar a una hiperglucemia.
El estrés, en sí mismo, no es perjudicial, tiene una función básica para la supervivencia.
Hasta ahora, hemos hablado de un estrés cómo repuesta a una situación puntual. Pero, por otro lado, podemos estar sometidos a otro que deja de ser funcional por estar sostenido en el tiempo, y que es el que nos interesa abordar aquí.
Es interesante resaltar cómo las exigencias de la vida cotidiana pueden someternos a ritmos muy estresantes, sostenidos en el tiempo, sin que ni siquiera lleguemos a percibirlos como tales. Por otro lado, la diabetes puede ser también un factor estresante en sí misma, dependiendo de la relación que establezcamos con ella. Alguien muy estresado por mantener un buen manejo de su diabetes puede generar un efecto paradójico, ya que, si se intenta cuidar mucho, pero con ello se estresa demasiado, lo que hace por un lado lo deshace por otro: al no tener en cuenta que el estrés influye en los niveles de azúcar, no va a entender su “descontrol” y eso le va a angustiar y estresar más todavía.
Hemos hablado del estrés, pero ¿y la ansiedad?,¿qué es?
La ansiedad se basa en atribuciones que uno hace de forma consciente o inconsciente, y suele ser una anticipación de algo temido. Muchas veces, es el propio individuo el que la desencadena con pensamientos negativos y sensaciones angustiosas. Cuando esta ansiedad conduce a una situación de estrés se van a poner en marcha los mecanismos del estrés, con las repercusiones negativas que ya hemos visto.
Empezamos hablando sobre la importancia de incluir los estados emocionales entre los pilares para lograr un buen manejo de la diabetes. Esto requiere poder hacernos conscientes de la dimensión que tienen para cada persona sus propios estados emocionales. El estrés y la ansiedad nos pueden llegar a desbordar provocando mucho malestar y sufrimiento.
Al igual que, cuando todavía no sabemos contar raciones, preguntamos cómo hacerlo, es importante saber que cuando uno se siente sobrepasado por alguna situación personal o estado emocional, también puede acudir a un profesional especializado que le acompañe en el proceso de descubrir qué fantasías, experiencias personales, exigencias, prejuicios, miedos etc. conscientes o inconscientes, son los que disparan su ansiedad.
María Eugenia Muñoz
Asesoría Psicológica A.D.M.