Del 31 de marzo al 5 de abril, recorrimos el Camino de Santiago francés, de Palas de Rei a Santiago de Compostela, un grupo de chavales entre 12 y 17 años junto a los acompañantes, hermanos, amigos, que se quisieron apuntar a nuestra aventura.
Es difícil describir con palabras todo lo que sentimos estando juntos esos días porque va más allá de una actividad más.
Quizás el camino tiene ese algo especial que te hace sentir más piña entre nosotros, sabiendo que tienes que alcanzar no solo la meta de llegar a Santiago, sino la meta de disfrutar cada momento y vivir una experiencia inolvidable, llena de momentos compartidos con nuestros monitores “fuera del programa” en los que podemos hablar de todo y no solo de diabetes.
Nuestra jornada empezaba a las 8 de la mañana y después de desayunar, a recorrer los kilómetros de ese día, por supuesto con parón de media mañana que había que reponer fuerzas y evitar hipos. Las comidas unas veces han sido en el albergue, algún día fuera del albergue de menú y otros días bocata a la mitad.
Todavía nos quedaban fuerzas para continuar a nuestro regreso al albergue con las actividades que desde la asociación se habían programado y que incorporaban dinámicas nuevas y divertidas. Ello nos permitió interactuar más que otras veces con la gente del pueblo, oyendo sus historias, haciéndoles entrevistas y conociendo unas cuantas anécdotas.
Por la noche ya en el albergue, un poco de tranquilidad después de cenar y antes de dormir, para no alterar el sueño de los demás peregrinos, que en alguna ocasión compartieron con nosotros algún juego de mesa.
No fue nada fácil conseguir hacer todos juntos la visita a la catedral y al Pórtico de la Gloria, ya que en principio están organizadas para grupos de 25 personas, así que fue una suerte que se pudiera gestionar. Es más nos dieron un certificado de esa visita a nombre de la asociación, así que ahí está la huella que dejamos de nuestra visita.
Los días pasaron rápido y como siempre dando pena terminar y más cuando la última noche en nuestra velada nocturna, recibimos una sorpresa preparada por gente de nuestra asociación de un montaje de vídeo con las fotos de nuestro segundo camino.
La despedida, como siempre con ojos que brillan y que reflejan la pena de separarnos y la alegría de haber podido disfrutar tantos buenos momentos donde lo importante es el refuerzo positivo y el espíritu de superación, andar siempre un poquito más sin que nada, ni tan siquiera la diabetes te detenga.
Gracias por esos días juntos y especialmente a las personas que nos acompañaron Carmen, Pablo, Iván, Laura, Paula, Silvia, Elena y Mª Carmen que hicieron posible otro camino inolvidable y que han conseguido que nos queden muchas ganas de decir… el año que viene ¡yo repito viaje!
A continuación compartimos con vosotros algunas fotos:
Pulsa en cada imagen si quieres ampliarla
