
Con permiso de su autor, Eloy Moreno, al que conoceréis de novelas como El bolígrafo de gel verde, reproducimos uno de sus Cuentos para entender el mundo, con el que Susana Sanjuán, psicóloga voluntaria de Asociación Diabetes Madrid nos invita a reflexionar sobre nuestras vivencias estos días.
Una mujer llevaba mucho tiempo buscando la felicidad completa, necesitaba sentirla, deseaba descubrir si realmente existía esa sensación. Por eso había reunido todo el dinero que tenía y estaba dispuesta a dárselo a aquel que le hiciera sentir esa felicidad inmensa.
Comenzó a ir de pueblo en pueblo en busca de las personas más sabias, y a todas les decía lo mismo:
-En esta bolsa están todos mis ahorros, si es usted capaz de mostrarme qué es la felicidad intensa, la gran felicidad, esta bolsa es suya.
Pero todos la rechazaban, parecía que nadie era capaz de ayudarla. Aun así la mujer no dejaba de intentarlo.
Cierto día, después de semanas y semanas de camino, llegó a las afueras de una pequeña ciudad y se encontró a un hombre que estaba meditando bajo un árbol. Imaginó que sería el sabio del lugar y se acercó a él.
-Buenos días, maestro, perdone que le interrumpa -le dijo mientras el hombre que estaba meditando abría lentamente los ojos-. Verá, llevo mucho tiempo buscando a alguien que me haga sentir la felicidad completa. Estoy dispuesta a darle esta bolsa con todos mis ahorros a quien lo consiga.
En ese momento, el hombre se puso en pie de un solo salto, agarró la bolsa con el dinero y echo a correr.
La mujer se quedó paralizada. Jamás se le hubiera ocurrido que un sabio pudiera actuar así, por lo que dedujo que en realidad era un impostor, un ladrón que le acababa de guitar todo lo que tenía.
Se quedó observando cómo el ladrón entraba en la ciudad y, en ese momento, comenzó a correr tras él, pero ya era demasiado tarde, pues en cuanto cruzo la muralla lo perdió de vista.
– iMi dinero! iTodo mi dinero! Lo he perdido todo! -se lamentaba mientras iba deambulando por las calles y preguntando si alguien había visto a un hombre con aspecto de sabio corriendo por la ciudad.
Pero parecía que nadie había visto nada. Estuvo todo el día buscándolo por las tabernas, los comercios, el mercado… pero no hubo forma de encontrarlo. Finalmente, cuando ya casi era de noche, se dio por vencida y decidió abandonar el lugar.
Pero al atravesar de nuevo la muralla en su camino de vuelta, miró a lo lejos y se le iluminó el rostro. A unos cuantos metros de distancia, justo bajo el mismo árbol, distinguió una figura que parecía ser un hombre meditando. Por un momento tuvo la esperanza de que fuera el mismo ladrón que le había quitado todo el dinero.
Comenzó a correr hacia el con todos sus fuerzas y, conforme se acercaba, se iba dando cuenta de que si, de que aquel era el mismo hombre.
Se lo encontró de nuevo allí, con los ojos cerrados y meditando tranquilamente. Observó que a su lado, en el suelo, estaba la bolsa que le había quitado.
Sin pensarlo dos veces la cogió bruscamente y la abrió. Comenzó a comprobar si dentro estaba todo su dinero, si no faltaba nada…
Cuando acabó de contarlo y vio que estaba todo, apretó la bolsa junto al pecho y se puso a llorar de alegría.
En ese momento, el maestro se levantó lentamente, se colocó frente a la mujer y le pregunto:
-Estas feliz ahora?
-Nunca lo estuve tanto – contestó.
Autor: Eloy Moreno
Cuentos para entender el mundo
REFLEXIÓN
¿Cuando termine la cuarentena cuanto vamos a disfrutar de lo que siempre damos por sentado…cuando lo volvamos a tener: salir a parque, hacer deporte al aire libre, salir a tomar algo, al cine, ir a casa de amigos y familiares, volver al lugar de trabajo, salir de vacaciones…? Deberemos hacerlo.
Susana Sanjuán
Asesoría Psicológica Asociación Diabetes Madrid