Entre las personas que padecemos diabetes y que estamos en tratamiento con insulina o determinados antidiabéticos orales, la hipoglucemia es una realidad. Todos vamos a experimentar en un momento u otro algún episodio de hipoglucemia cuyos síntomas característicos son sudoración excesiva, temblores, palpitaciones, nerviosismo, debilidad, hormigueos, atontamiento, visión borrosa… La hipoglucemia constituye en sí misma una experiencia aversiva por lo que el miedo a experimentarla provoca alteraciones en el autocuidado e impide un control metabólico adecuado de la persona con diabetes.
Para algunas personas el miedo a tener una hipoglucemia es tan elevado que afecta a varias parcelas de su vida (disminución rendimiento laboral o escolar, problemas familiares y/o de pareja, dificultad para relacionarse con los demás…) provocándoles una situación de gran angustia.
Cuando sentimos miedo nos resulta difícil pensar con claridad y tomar decisiones, se debilitan nuestros recursos y en la mayoría de las ocasiones nos lleva a escoger una solución equivocada. El miedo hace que desarrollemos un patrón de evitación de aquellas situaciones que puedan llevar a una hipoglucemia.
Veamos un ejemplo:
Una de las situaciones más frecuentes reconocida por muchas personas con diabetes es el mantenimiento de niveles de glucosa en sangre en valores hiperglucémicos, ya sea mediante la ingesta en exceso de carbohidratos en la dieta, no inyectarse la dosis adecuada de insulina o inyectarse menos unidades de las recomendadas por el profesional sanitario, no realizando la glucemia capilar… Así se evita la desagradable situación de hipoglucemia (“en vez de las 30 unidades mejor me pongo 26, así no me baja el azúcar”, “tengo 120…un poco más de patata para mí en la comida!”) y lo que a priori puede parecer una solución se convierte en una mala estrategia.
Nuestro cuerpo, al mantener una glucosa en sangre alta durante un tiempo prolongado comienza a deteriorarse por afectaciones en ojos, riñón, pies…además, nuestra percepción sobre la sintomatología de hipoglucemia se ve alterada y confundimos una “bajada” con valores glucémicos adecuados (es decir, “notamos que estamos “bajos” cuando nuestra glucemia es normal)… ¡Intentemos no ponernos más barreras que desestabilicen nuestro plan de tratamiento!
Para hacer frente al miedo ante la aparición de una hipoglucemia debemos buscar estrategias que nos aporten seguridad. El primer paso es reconocerlo. Existe evidencia de que los pacientes con diabetes confunden su sintomatología con la ansiedad (por ello aparecen las conductas de evitación). Cambia esos pensamientos negativos por otros más positivos. Conocer qué es, sus síntomas y cómo podemos solucionarlo es fundamental para adquirir y/o mantener la confianza en nosotros mismos. Darnos un margen para aprender a conocer las reacciones de nuestro cuerpo, adoptar las medidas de seguridad necesarias es clave para mejorar la calidad de vida de los que vivimos día a día con diabetes.
Fuente: Revista Entre Todos nº 84
Autora: Gema José Moreno. Perteneciente a la Consulta de Psicología de la Asociación de Diabéticos de Madrid.