Mujeres que cuidan

El día 8 de marzo rememoramos la lucha de las mujeres por el reconocimiento y ejercicio de sus derechos.

No obstante, la igualdad entre ambos sexos es un derecho que sigue en una continua lucha según los datos estadísticos que se observan en algunos ámbitos.

Según el INE el 87% de las personas que dejan de trabajar por cuidar a un hijo, son mujeres. Cuando a un niño menor de edad le diagnostican diabetes, es muy frecuente que uno de los padres asuma la mayor parte de la responsabilidad respecto al cuidado de éste que, aunque no siempre, generalmente suele recaer en la madre, provocando una reducción de su jornada laboral o abandono completo del trabajo, con la lógica consecuencia económica, además del gran agotamiento físico, mental y emocional que esto supone.

Según la Sociedad Española de Endocrinólogo Pediátrica (SEEP) hay más de 15.000 menores con diabetes en España y unos 500 niños son diagnosticados de diabetes tipo 1 cada año, tras detectarse cetoacidosis diabética.

Indudablemente, la familia juega un rol fundamental, ya que de ella depende llevar la diabetes con la mayor naturalidad posible. Y más aún cuando el niño es muy pequeño y ha de ser capaz de detectar la sintomatología y actuar con la mayor brevedad posible, pero siempre manteniendo la calma. El diagnóstico es impactante pero es de vital importancia normalizar la patología.

Por ello, es imprescindible la formación y el apoyo a la familia, tanto mediante acompañamiento emocional como con asesoramiento médico.

Es fundamental mantener una actitud positiva para que el niño aprenda a convivir y entender su diabetes y por supuesto, no transmiir la ansiedad lógica que pueda producirse en los padres.

De hecho, con mucha frecuencia el shock inicial es más traumático para los padres que para el propio niño que, por lo general tienen una capacidad de adaptación y asimilación mayor que los adultos. El aluvión de información en el diagnóstico a menudo hace que se sobreproteja al niño, por miedo a un mal control de la diabetes que derive en hipoglucemia o hiperglucemia o por evitar que socialmente no sea aceptado Estas preocupaciones llevan a muchas madres, por desgracia más que padres a dejar o reducir horas en sus trabajos para poder dedicarse al cuidado de su hijo.

Para algunas madres cuidar a un hijo con diabetes tipo 1 se convierte en un nuevo trabajo que le ocupa gran parte de su día a día, lo que hace que acabe olvidándose de cuidar de sí misma. Es importante recordar que es preciso mantener una buena salud mental y física para poder ayudar a quien lo necesita.

En esto pueden ser de gran ayuda los grupos de apoyo en comunidades y los medios sociales, compartir con otras personas los miedos, dudas e incertidumbres que se están viviendo. Siempre ayuda entender y manejar mejor la situación para así, poder ayudar al menor y tratar de evitar conductas como el aislamiento por miedo al rechazo o negación de la medicación al sentirse diferentes al resto. Y, por supuesto, apoyarse siempre que se necesite en los educadores diabetológicos.

Pero esta ayuda no tienen por qué solicitarla únicamente las mujeres, porque no solamente las mujeres deberíamos asumir responsabilidades. Tenemos que concienciarnos del desgaste que supone en nuestra vida tener que adjudicarnos tareas que se podrían repartir. Compartir con las personas que conviven con nosotros esta responsabilidad es sano y necesario. En un primer diagnóstico, nadie está familiarizado con la diabetes, con lo cual, nadie tiene por qué hacerse responsable a priori y lo más adecuado sería aprender al tiempo.

Quedan muchas cosas que mejorar aunque los avances se suceden rápidamente. Y nos gustaría que estos avances pudieran estar al alcance de todas las personas con diabetes, acceso a nuevos tratamientos, presencia por ley de enfermeras escolares etc. Para ello trabajamos desde la asociación. Estas reivindicaciones no tienen condición ni sexo, son comunes, como común e igualitario debería ser repartir el cuidado de alguien a quien queremos por igual y al que deberíamos dar a partes iguales hombres y mujeres el mismo apoyo, ayuda, cariño y comprensión para que la diabetes se integre de una forma natural en su vida y en las nuestras. Solo así evitaremos a futuro la repetición de roles asumidos. Construyamos una sociedad más avanzada sin hacer distinción entre hombres y mujeres ¿Comenzamos?…

Autora: Eva Concepción Herrero

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