
Hoy os traemos una carta de Marina, una de nuestras voluntarias de campamento, en la que nos cuenta qué le ha aportado la Asociación Diabetes Madrid:
Mi querida Asociación, quiero darte las GRACIAS con mayúsculas.
Quiero darte las gracias por existir y por acogerme cuando debuté y empecé a ir a las actividades.
Quiero darte las gracias por acoger a tanta gente, a tantas personas que han sido, y todavía son, mi familia.
Quiero darte las gracias por dar cabida a tantos proyectos y actividades, en las que he podido participar, recibiendo y dando todo lo que tenía.
Quiero darte las gracias por enseñarme a crecer, crecer conmigo y ayudarme a ser con mi diabetes.
Quiero darte las gracias por permitirme expresarme y dar lo mejor de mí, por dejarme devolver un poquito de todo lo que yo recibí de niña.
A mi querida asociación y a todas las personas que formáis o habéis formado parte ella quiero daros las gracias, todas y cada una de las personas con las que me he cruzado en este lugar me han enseñado.
A quienes fuisteis mis monitores y monitoras (también incluyo a las sanitarias) cuando yo era pequeña, GRACIAS por enseñarme todo lo que sé de diabetes, gracias por ayudarme a crecer queriéndome, gracias por todas las actividades y el tiempo dedicado.
A los amigos y amigas de cuando era niña, GRACIAS por todo lo que compartimos aprendiendo juntos.
A las monitoras y monitores con los que he trabajado, GRACIAS por los retos, los quebraderos de cabeza, los abrazos, las risas, los gritos y todas las experiencias vividas, gracias por ayudarme a aprender más de mí y de cómo me gustaría ser de mayor.
A los sanitarios y sanitarias con quienes he trabajado, GRACIAS por enseñarme más de diabetes, por las discusiones y por poneros en el lugar de quienes la vivimos en nuestra piel.
A las familias, papás, mamás, abuelos y abuelas, GRACIAS por ayudarme a entender aquello por lo que pasaron mis padres, gracias por hacerme ver la otra cara, los miedos y el amor con el que actuáis, gracias por escucharme y enseñarme a escucharos.
Al equipo técnico, trabajadoras de la asociación, gracias por el trabajo codo a codo, por escucharme y ayudarme con lo que necesitaba, gracias por sacar el trabajo adelante buscando ayudar, escuchar y atender a todos los lados.
A la junta directiva, o más bien, las juntas directivas que han estado, gracias por permitir que la Asociación siga adelante, gracias por los mil marrones que convertís en abono.
Y a los niños, niñas y adolescentes para los que he trabajado GRACIAS, por ponerme de cara todas las dificultades, por tener paciencia cuando no entendía, por escucharme, por darme ideas, por confiar en mí, por todo lo que me habéis enseñado de la vida y por ayudarme a tener tan clara mi vocación.
Con esta carta me despido, sin poder hacer otra cosa que agradecer, deseando que nuestros caminos vuelvan a cruzarse.