En esta foto es en la que mejor se refleja la esencia de la asociación, los padres siempre recordamos el apoyo emocional que se recibe; esos padres que te hablan desde su experiencia, te brindan su ayuda incondicional y te tranquilizan mostrándote que nuestros hijos podrán llevar una vida completamente normal. Aunque no deja de ser una preocupación, aunque la diabetes no es lo mejor que te puede pasar, piensas en ellos y dices “si ellos han podido, nosotros también“.
Pues lo mismo es esa sensación para los pequeños, es un recuerdo selectivo, solo recuerdan lo bonito y aquello de lo que quieren acordarse. Y ese momento marcó un antes y un después en la vida de Iván, no solo lo recuerda porque la foto haya recorrido mil espacios diferentes, acompañando artículos o apareciendo en muchas ocasiones, sobre todo la recuerda porque ese momento significó el principio de su autonomía. Iván iba a su su primer campamento, solo tenía 6 años, pero aprendió a pincharse solo con jeringuilla, mezclas y cuartos (algo que hoy parece prehistórico pero de lo que tan solo hace 7 años). Para todos es difícil rotar y encima cogerse el pellizco… y en el brazo!!!! Pero ahí estaba aquella niña, Sara, algo mayor que él, que también asistía a ese campamento y que le ayudó en ese momento que para él significaba el principio de una nueva etapa.
Esto sirvió para que pudiera ir a excursiones del colegio y, con supervisión de las profesoras, fuese capaz de pincharse y seguir creciendo en su autonomía sin que la diabetes sea un impedimento para salir con amigos, ir a dormir a otras casas o hacer el deporte que le gusta.
Y esa niña se ha convertido en monitora de la Asociación y sus vidas se han vuelto a cruzar. Ninguno de los dos ha olvidado ese momento y fue muy bonito hacer la foto con los dos, pero esta vez fue Iván el que ayudó a Sara.
Y una vez más podemos afirmar que una imagen (en este caso dos) valen más que mil palabras, ahí está la muestra. Ojalá que se sigan repitiendo…