En las últimas décadas generaciones jóvenes han adoptado esta práctica de adornar su cuerpo y actualmente está incorporado también a las empresas de estética para perfilar labios, ojos y cejas, así como en la edad adulta.
Varias Comunidades Autónomas han legislado ya en esta materia: Cataluña, Aragón, Navarra, y otras. En la Comunidad de Madrid la práctica del tatuaje y otras técnicas de adorno corporal mediante la perforación cutánea están debidamente legisladas y recogidas en el Real Decreto 35/2005, de 10 de marzo, del Consejo de Gobierno por el que se regulan las prácticas de tatuaje, micropigmentación, perforación cutánea (“piercing”) u otras similares de adorno corporal.
El tatuaje y el piercing comenzaron a popularizarse en el mundo occidental a finales del siglo XX con el movimiento Punk. Actualmente ha cogido mucho auge el culto al propio cuerpo donde además el aspecto físico se reconfigura y manipula para buscar la belleza o también para manifestar la pertenencia a grupos sociales. Aunque la práctica del tatuaje y piercing está aceptado por todas las clases sociales.
A la remodelación del cuerpo mediante técnicas de “embellecimiento” o transformación se le llama “body art” y en ésta se incluye además de las dos técnicas indicadas otras modalidades como escarificaciones, implantes subcutáneos, suspensiones corporales.
¿Qué pasa cuando en nuestra consulta de enfermería un/una persona con diabetes nos consulta que está pensando en hacerse un tatuaje? ¿O si quiere ponerse un piercing? ¿Qué le aconsejaremos? Debemos actuar con prudencia pues nuestro principal objetivo no será la disuasión y sí la información sobre los cuidados para evitar las infecciones y efectos adversos que pueden acarrearles ya que antes de someterse a alguna de éstas técnicas agresivas contra el propio cuerpo, se debe obtener información. Pero, ¿qué tipo de conocimientos se deben tener antes de realizar estas modificaciones en el cuerpo?
Contraindicaciones de los tatuajes
Los tatuajes están contraindicados en menores de edad, embarazadas, personas con trastornos psicológicos o de la personalidad, discrasias sanguíneas o en tratamiento con anticoagulantes (por el problema de sangrado), y enfermedad congénita cardiaca. También en personas con problemas de piel como dermografismo (sensibilidad al roce), psoriasis, liquen o con historial de cicatrices queloideas. Las infecciones locales como herpes, papilomas o verrugas por el hecho de extenderse sobre la línea de incisión es una contraindicación también importante.
La diabetes, en sí, no es una contraindicación para hacerse un tatuaje o ponerse un piercing. Pero sí que hay que tener en cuenta todos los efectos adversos y complicaciones que ello puede conllevar ya que existe una mayor susceptibilidad de padecer infecciones debido a que tienen su sistema inmune disminuido, procurando estar alertas a las descompensaciones metabólicas en caso de infecciones.
La primera acción es informarse bien de en qué consiste la técnica, qué persona es la que va a realizarla, con qué medios cuenta y que material utiliza en su consulta, si el material es estéril y de un solo uso y productos unidosis, pigmentos no contaminados ni alergénicos, su cualificación profesional, estudios etc., en definitiva, si cumple con la normativa oficial antes mencionada de la CAM. También conviene presenciar una intervención antes de realizarla en su propio cuerpo.
Las personas con problemas de alergias deben someterse primeramente a estudio de alérgenos cutáneos que intervienen en los tatuajes y evitar aquellas sustancias a las que es sensible.
Los cuidados preoperatorios conllevan también información sobre las tinturas que se desea utilizar. Es preciso conocer los diferentes pigmentos y de qué productos se obtienen o qué componentes llevan en su composición. Muchos de ellos llevan alérgenos que pueden sensibilizar al individuo por el resto de su vida. La sensibilización a los colorantes o pigmentos que pueden llevar metales en su composición pueden resolverse por sí solos o perdurar durante años, precisando tratamiento con corticoides tópicos o finalmente deberá ser eliminado el tatuaje.
Otros tatuajes no permanentes que no precisan perforar la piel, utilizan pigmentos como la henna que no suele producir alergias. Usado desde la antigüedad en países orientales y musulmanes, tiene una duración temporal de aproximadamente un mes. En ocasiones es adulterada con aditivos para mejorar el secado, la definición del dibujo y para oscurecer su color rojizo. Productos como la PPD (parafenilendiamina) químicamente estable, es antioxidante y barata, se encuentra entre los aditivos más utilizados consiguiéndose como producto final la “henna negra”. Puede producir sensibilizaciones permanentes no solo a este producto si no a multitud de otros derivados de la PPD o que la llevan en su composición. Por tanto los tatuajes con henna negra que tanto se popularizan en ferias y zonas de veraneo entre la población, está completamente desaconsejado.
Dependiendo del lugar del tatuaje se puede producir más o menos dolor. También del umbral de resistencia al dolor de la persona. Los anestésicos locales a menudo no surten el efecto deseado que sería quitar el dolor, pero en cambio pueden provocar reacciones alérgicas. No se debe tomar aspirina o similares antes de la cirugía por el sangrado.
Las personas que se van a hacer un tatuaje deben saber que van a sufrir un cambio permanente en la piel, y hay que señalar que es difícil su eliminación sobre todo si ocupan mucha superficie. El tratamiento más efectivo para deshacerse de él, aunque caro, es con equipo láser y no siempre es del todo eficaz.
Debemos conocer cuál es el estado de nuestra piel y la cicatrización. No se deberá hacer en zonas lesionadas, cicatriciales, de pliegues cutáneos o con lunares o manchas sin identificar ya que se han observado, aunque sin demasiada incidencia, casos de tumoraciones de piel como melanomas malignos u otros tumores de piel. Las causas, que por el momento se desconocen, pueden ser atribuidas a combinación de pigmentos con exposición solar, reacciones inflamatorias, introducción de sustancias tóxicas cancerígenas en los pigmentos o factores genéticos. También es preciso conocer que los tatuajes pueden ocultar lesiones cancerígenas que podrían haberse detectado si no estuvieran cubiertas con los pigmentos.
Las infecciones por virus como la hepatitis C (para la cual no existe vacuna) es uno de los mayores riesgos, pudiendo dar síntomas a los pocos meses de haberse infectado y puede causar cáncer de hígado. Los otros virus como la Hepatitis B o el VIH, pueden infectar igualmente y estar latentes por años hasta el desarrollo de la enfermedad.
En los diabéticos hay que tener especial precaución con los tatuajes en los pies. Un pié neuropático o isquémico en caso de infección pudiera desencadenar una gangrena y amputación. Se debe intentar mantener la glucemia controlada para minimizar riesgos.
Cuidados tras el tatuaje
Una vez realizado el tatuaje los cuidados deben extremarse en su limpieza con jabones neutros sin perfumes y aplicación de antisépticos, evitando tocar directamente la zona con las manos. Se debe mantener tapado con un apósito antiadherente y transparente para visualizar la evolución. Si ocurren signos de infección como dolor, calor, inflamación y secreción de pus, se debe acudir al médico quién posiblemente administrará pomadas antibióticas locales de ácido fusídico o mupirocina si la infección es superficial; en el caso de celulitis o infección de tejidos blandos el médico prescribirá seguramente antibióticos sistémicos. No debe macerarse la lesión con baños prolongados ni utilizar duchas calientes sobre la zona. No se debe retirar la costra, debe caerse sola. Se va a producir una fase de inflamación y dolor, por lo que puede tomarse ibuprofeno o paracetamol.
Existe información sobre la posibilidad de sufrir inflamación o quemazón en la zona tatuada al realizar una resonancia magnética debido a que los pigmentos llevan componentes metálicos. La calidad de la imagen también puede verse alterada. Se debe informar al radiólogo de tal evento para evitar alguna complicación. También ocurriría con el bisturí eléctrico por alguna cirugía menor.
La técnica del tatuaje presenta los mismos riesgos de contraer enfermedades infecciosas víricas y/o de transmisión sexual, HB, HC, VIH. Otras enfermedades como tuberculosis, sífilis, casos de papiloma humano o moluscos contagiosos también han sido descritas.
No deben descartarse las infecciones que se producen en zona de incisión y/o localizada en la zona de tatuaje: Bacterianas como Tétanos, estafilococos, estreptococos, etc. algunas relacionadas con tinturas contaminadas. Alergias a los pigmentos empleados y cicatrices hipertróficas con lesiones granulomatosas, queloideas de difícil tratamiento.
A los pacientes que acuden a nuestra consulta solicitando información, deberemos alertarles de todos los efectos adversos que pueden presentarse en el paciente que se somete a esas cirugías, advirtiéndoles que en muchos casos, las personas que practican este tipo de tratamientos, están fuera de los controles sanitarios necesarios y no guardan las mínimas normas de higiene y desinfección, estando sometidos a posibles infecciones por contagios. Hay que recordar que las personas que se han hecho un tatuaje o puesto un pirsin no pueden ser donantes de sangre en al menos 1 año por ese riesgo precisamente de haber sufrido un contagio.
Los tatuajes deberían ser biodegradables, o sea, poder desaparecer paulatinamente a lo largo de los años, ya que si te haces un tatuaje en un lugar visible en la adolescencia, cuando necesitas encontrar un trabajo, éste te puede estigmatizar y sufrir rechazo. Lo que de joven te pudo gustar en la edad adulta lo ves de forma diferente y es difícil y caro como hemos mencionado, hacer desaparecer esos grafismos.
Javier Camacho, Luis Huerta, Pilar Ledo y Susana Montero
(Profesionales de Enfermería de A.P.
Área Noroeste. SERMAS)