Que la diabetes no te impida seguir entrenando en verano

Con la llegada de la época estival aumentan las opciones para realizar deporte al aire libre. Disponemos de más horas de luz y más tiempo libre lo que da lugar a un aumento de actividades y, como ya hemos visto en otras ocasiones, la diabetes no está reñida con este tipo de vida saludable. No obstante, hay ciertos aspectos que sí han de tenerse en cuenta a la hora de realizar estas prácticas en verano.

Como ya sabemos, a la hora de realizar deporte en general, el consumo de glucosa dependerá de la intensidad de éste, la duración de la actividad y la frecuencia con la que se practica.

La OMS recomienda ejercitarse al menos 3 veces por semana, preferentemente en días alternos, pero en ocasiones, por el ritmo frenético de vida que llevamos u otros aspectos, esto no resulta del todo posible y muchas personas aprovechan la época estival para hacer lo que pueden durante el resto del año. Hay que tener en cuenta que una persona poco entrenada utilizará más glucosa para la misma actividad que alguien que esté muy entrenado. No obstante, a la hora de realizar una nueva actividad el organismo gastará más glucosa independientemente de que la persona esté suficientemente entrenada en otro tipo de actividad. Estos aspectos han de tenerse en cuenta a la hora de ajustar la dosis de insulina previa al ejercicio. Asimismo, es conveniente planificar otro tipo de aspectos si la actividad que va a realizarse por primera vez es al aire libre, como pueden ser rutas de senderismo, kayak, o simplemente nadar en el mar. Es importante tener claro la duración de la actividad y siempre que sea posible llevar consigo un suplemento alimenticio ante la posibilidad de hipoglucemias, además, es conveniente informar al monitor o a algún compañero sobre nuestra condición de diabéticos y, si se practica deporte en solitario utilizar alguna pulsera o placa como distintivo para que, en caso de necesitarlo, podamos ser atendidos en la mayor brevedad posible.

Es importante tener en cuenta que el calor aumenta el riesgo de hiperglucemias, ya que pueden llevar a la deshidratación por el aumento de la eliminación de orina. Es muy importante mantenerse siempre hidratado bebiendo suficiente y consumiendo frutas y verduras por su alto contenido en agua y minerales. Es recomendable beber incluso antes de que se tenga des, ya que la sed es uno de los primeros síntomas de deshidratación.

Por otro lado, las altas temperaturas pueden provocar variabilidad en las glucemias, ya que dilatan los vasos sanguíneos y pueden hacer que aumente la sensibilidad a la insulina, lo que conlleva aun alto riesgo de hipoglucemia, la insulina rápida hace efecto antes y los carbohidratos se absorben más rápidamente.

Esto no implica que no pueda realizarse deporte con altas temperaturas pero sí ha de tenerse en cuenta a la hora de suministrar la dosis de insulina, además, es recomendable evitar las horas crítica del día (de 12 a 17h) optando por las primeras horas donde las temperaturas aún son un poco más suaves y, por supuesto estar siempre equipados con carbohidratos de absorción rápida y agua

Es también importante saber que el calor directo sobre la zonas en las que se ha aplicado la insulina acelera su velocidad de absorción por lo que, para evitar hipoglucemias es importante inyectársela inmediatamente antes de comer y , si es posible, en la zona del cuerpo que menos expuesta vaya a estar al sol.

La actividad física frecuente hace que el cuerpo sea más sensible a la insulina, no obstante, en ocasiones su práctica puede elevar la glucosa, ya que se elevan hormonas como la adrenalina que se oponen a la acción de la insulina y provocan que se eleve el azúcar en sangre. Por ello, es recomendable no medirse la glucosa inmediatamente después de realizar ejercicio ya que el resultado puede no ser real y si suministramos una pauta de corrección corremos el riesgo de hipoglucemia puesto que los valores comenzarán a bajar por sí solos cuando el cuerpo se estabilice de nuevo. El efecto del deporte puede prolongarse incluso hasta 12 horas, pero es más intenso a los 30-60 minutos posteriores, por lo que se recomienda esperar al menos una hora.

Otra cuestión importante cuando se realiza deporte al aire libre, es la conservación de la insulina. Es recomendable mantenerla a unos 25ºC y que no esté expuesta directamente al sol, para ello pueden utilizarse fundas del gel en frío, neveras o bolsas isotérmicas preparadas para ello. Ya que existen zonas en las que se alcanzan temperaturas que incluso superan los 40ºC y aunque no llegue a estropearse, pueden disminuir su potencia de acción. Ante cualquier duda de si su conservación ha sido la correcta, es preferible desechar la pluma.

En definitiva, el verano es tiempo para disfrutar del deporte al aire libre y la diabetes no debe estar reñida con ello. Simplemente se han de tener en cuenta algunos aspectos a la hora de suministrar la dosis, cuidar la alimentación, mantenerse hidratado y llevar a cabo una buena conservación de las plumas tradicionales, así como, informar a los monitores o compañeros de nuestra situación o utilizar algún tipo de distintivo que permita que nos atiendan de inmediato en caso de que se requiera y comprobar los valores antes y después de cada práctica deportiva. , ante todo, consultar con un profesional ante cualquier duda o problema que pudiese surgir porque al final cada persona somos distintas y cada caso concreto es diferente. Sin olvidar seguir las señales de nuestro cuerpo porque nadie se conoce mejor que uno mismo y no olvidar nunca que es la diabetes la que se adapta a nuestra vida y no nuestra vida a la diabetes, por lo que no hay que dejar de disfrutar de las actividades que más nos gustan sin poner en riesgo nuestra salud.

Autora: Eva Concepción Herrero

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