Del 1 al 7 de agosto se celebra la Semana Mundial de la Lactancia Materna y por ese motivo, hoy os hablamos de la lactancia materna en relación con distintos tipos de diabetes: diabetes gestacional, madre lactante con diabetes, hijo con diabetes lactante, y cómo influye la lactancia materna en la posibilidad de desarrollar diabetes.
La lactancia materna es la forma natural por la que se alimentan los animales mamíferos. En el caso de los humanos, podemos decir que la leche materna es un alimento específico de nuestra especie, que se adapta perfectamente a las necesidades de nuestros hijos durante el periodo de lactancia.
Desde distintas organizaciones científicas de gran calado nacional e internacional, como la OMS, UNICEF, o las distintas sociedades y asociaciones pediátricas, se emiten recomendaciones en relación a cuál debe ser la duración óptima de la lactancia materna. Se ha demostrado científicamente como beneficioso para la salud de madres e hijos la lactancia materna exclusiva durante 6 meses y la lactancia materna junto con otros alimentos hasta un mínimo de 2 años (siendo predominante la leche al menos durante el primer año).
Son muy pocos los motivos por los que la lactancia materna pueda estar contraindicada y son bien conocidas las situaciones en las que los riesgos superan a los beneficios. Por ejemplo, se contraindica la lactancia materna en madres infectadas por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) o en portadoras del virus de la leucemia T humana. El motivo de la contraindicación también puede proceder del recién nacido, como por ejemplo en los casos de galactosemia o en el déficit primario de lactasa.
Sin embargo, lo que sí vemos de forma relativamente frecuente en nuestro entorno, tanto por diversos problemas como por decisiones familiares, son los bebés no amamantados, o no lactados durante el tiempo recomendado. Ésta es una problemática compleja en la que influyen muchos factores: sociales, económicos, culturales e incluso políticos. Un buen ejemplo de hasta donde todo el mundo opina es la que se lió en el congreso con la diputada que dio de mamar a su bebé en la cámara. Con independencia del partido político del lector, solo dos personas en el mundo pueden opinar sobre lactancia materna: madre e hijo. Y si alguien se puede sumar a esta fiesta de la opinión, será el experto y asesor en lactancia materna. El resto, a sus cosas.
Cada vez es mayor la evidencia que soporta el conocimiento de que la lactancia materna se relaciona con mejor condición de salud, tanto de las madres como de sus hijos. También permite un mayor equilibrio social y ecológico. Sin embargo, la falta de lactancia materna se ha relacionado con una mayor incidencia de problemas de salud de muy distinta índole.
Una de las enfermedades que tiene una estrecha y compleja relación con la lactancia es, precisamente, la diabetes.
Podemos tratar la relación entre lactancia materna y diabetes desde distintos puntos de vista:
1. Diabetes gestacional.
Esta situación puede aparecer bien porque una madre ya tenga diabetes en el momento de quedarse embarazada, o bien porque durante la gestación se desarrolle una resistencia a la insulina. Si no existe un buen control de la diabetes durante el embarazo, el feto puede desarrollar problemas intraútero y luego continuar con problemas extraútero. El más frecuente y conocido es el riesgo de sufrir una hipoglucemia durante las primeras horas de la vida. Se produce porque durante las últimas semanas de gestación, el páncreas del feto trata de regular la glucemia de la madre. Si estas glucemias están disparadas, el páncreas del feto tiene que producir mucha insulina. Sin embargo, al nacer, ya no es necesario regular ninguna cifra desorbitada de glucosa, pero el páncreas sigue produciendo insulina con rapidez, y entonces llega la hipoglucemia.
En estos casos, es bien sabido que una lactancia materna iniciada precozmente (en las primeras 2 horas de vida) y ofrecida con frecuencia, constituye la medida más eficaz para mantener unas cifras de glucosa estables, evitando hipoglucemias en estas primeras horas de vida.
Debido a que esta situación es relativamente frecuente en madres con diabetes gestacional, podemos anticiparnos invitando a la madre a extraerse calostro en las primeras horas tras el parto para así tener lista leche de la propia madre y poder ofrecerla al recién nacido en caso de que este no succione lo suficiente para mantener niveles de glucemia estables.
2. Madre con diabetes en periodo de lactancia.
Las madres con diabetes que se encuentran amamantando necesitarán menos insulina, ya que las cifras de glucemia se reducen durante este periodo por aumento del consumo periférico. Se trata de una situación de mayor demanda metabólica y consumo energético por parte de la madre, lo cual repercute en un mejor control metabólico. Debido a estos cambios, es prudente aumentar la vigilancia de los controles glucémicos para ajustar correctamente las dosis de insulina.
En ningún caso la diabetes contraindica la lactancia materna. La insulina que se administra la madre no pasa a la leche y por tanto no afectará al recién nacido. La información sobre la compatibilidad de lactancia y medicamentos (entre ellos la insulina) se puede consultar en una página web de acceso libre que es referente a nivel nacional y europeo: www.e-lactancia.org
3. Hijo diagnosticado de diabetes en periodo de lactante.
Si bien es muy poco frecuente, hay ocasiones en las que el diagnóstico de diabetes tiene lugar en edades muy tempranas y, por tanto, estos nuevos y dulces mini-caramelos pueden encontrarse todavía amamantando. En estos casos, el control de la enfermedad se torna más complicado, dado que la alimentación es bastante errática y es muy difícil predecir cuándo y cuánto va a comer o no un lactante en un momento dado. La leche materna es una fuente importante de hidratos de carbono (contiene sobretodo mucha lactosa) y, por tanto, hay que tenerlo en cuenta a la hora de administrar la cantidad de insulina apropiada. En estos lactantes, se recomiendan controles más frecuentes y administrar la insulina inmediatamente tras las tomas o durante las mismas, para evitar hipoglucemias en caso de que tras la administración de insulina el bebé no quisiera mamar. En cualquier caso, dado lo especial de estas situaciones, es muy recomendable tener un estrecho contacto con nuestros especialistas en diabetes y el endocrinólogo infantil, e incluso plantear la posibilidad de bombas de insulina y monitores continuos de glucosa.
4. Lactancia materna y desarrollo de diabetes.
La incidencia de la diabetes está aumentando en los últimos años, sobre todo a expensas de la tipo 2. Sin embargo, aunque en menor medida, también está aumentando la incidencia la diabetes tipo 1.
Muchos son los factores relacionados con este aumento de incidencia, pero sin duda uno de los principales está en los cimientos de nuestra condición de salud: la alimentación durante los primeros meses y años de nuestra vida.
La leche materna ejerce efecto sobre nuestra salud de varias maneras. En lo que a la diabetes se refiere, podríamos decir que actúa como moduladora del sistema inmunológico, ese que a algunos nos destruye los islotes de Langerhans en algún momento de nuestras vidas. Además, la lactancia materna contiene sustancias bioactivas que regulan el apetito y la regulación energética, aspectos fundamentales de los que dependerá en gran medida la ganancia de peso y, como consecuencia, la aparición o no de obesidad y síndrome metabólico en la edad adulta, que incluye entre otros problemas el aumento de la resistencia a la insulina.
Existe suficiente evidencia que indica cómo una lactancia exclusiva y duradera disminuye la posibilidad de desarrollar diabetes. El efecto podríamos decir que depende de la dosis: cuanto más tiempo se toma leche materna de forma exclusiva menor es el riesgo de desarrollar diabetes. También se encuentra relación entre el momento de introducir las proteínas de la leche de vaca y el riesgo de desarrollar la enfermedad. De tal manera, algunos estudios consideran que tomar leche de vaca antes de los 3 primeros meses de edad constituye un factor de riesgo para desarrollar diabetes.
Se ha demostrado incluso que, en individuos con predisposición genética para padecer diabetes, la lactancia materna puede lograr que dichos genes no se expresen, a través de mecanismos epigenéticos. De tal manera, al final no se manifiesta la enfermedad.
En definitiva, podemos decir que por unos u otros motivos, hay una relación estrecha entre lactancia materna y diabetes.
En España, existen numerosos profesionales con formación específica en lactancia materna, preparados para facilitar información actualizada y respaldada por evidencia científica, y dispuestos a ofrecer apoyo a la lactancia, en general, y también en situaciones especiales como, por ejemplo, la diabetes. No dudes en pedir su asesoramiento si lo precisas y, antes de decir no a la lactancia, piensa en ellos y, sobre todo, en tus hijos.
Autores: Dr. Diego Hernández
Servicio de Neonatología del Hospital General de Villalba
Experto y asesor en lactancia materna
Dr. Roi Piñeiro
Jefe Asociado del Servicio de Pediatría del Hospital General de Villalba
(Publicado en la Revista Entre Todos. Si quieres recibir o descargar la revista, hazte socio)